Clima de Japón
El país está constituido por una larga serie de islas, que se extienden unos 3.000 kilómetros de norte a sur, y que hacen que parezca un inmenso caballito de mar. Sus cuatro islas principales son: Hokkaido, Honshu, Shikoku y Kyushu.
La mayor parte de Japón se encuentra en la zona templada septentrional de la tierra y tiene un clima húmedo propio del monzón, por lo que durante el verano soplan los vientos del sudeste del Océano Pacífico y los del noroeste del continente eurasiático durante el invierno.
El país tiene cuatro estaciones bien definidas: primavera (con los famosísimos cerezos en flor), verano, otoño (con sus hermosos tonos cálidos) e invierno.
Invierno (diciembre - febrero)
Las temperaturas raramente superan los 0°C en la zona de la costa del Océano Pacífico durante el invierno. Es una región relativamente seca y frecuentemente soleada. El centro y el Norte de Japón son zonas muy indicadas para la práctica de deportes de invierno. Este paisaje invernal contrasta con las temperaturas relativamente suaves y agradables del sur del país.
Primavera (marzo - mayo)
La aparición de la flor del ciruelo es una buena señal de que el frío invierno acabará pronto y la primavera está a la vuelta de la esquina, seguido de la floración del cerezo, que realiza su espectacular aparición en la zona de Tokio entre finales de marzo y principios de abril. Espléndidos paisajes, montañas y jardines plagados del sonrosado color de las flores caracteriza a esta época del año.
Verano (junio - agosto)
El verano japonés comienza en el mes de junio, con unas tres o cuatro semanas de lluvias torrenciales. Es la época en la que los agricultores realizan la siembra del arroz. A partir del mes de julio el calor y la humedad resultan insoportables y la mayoría de los japoneses disfrutan bañándose en el mar y relajándose en los balnearios de las zonas rurales. El verano es la estación del año en la que acontecen las fiestas más tradicionales y los eventos más interesantes.
Otoño (septiembre - noviembre)
El otoño nos brinda toda su frescura, con brisas ligeras y temperaturas más suaves que permiten sofocar el abrasador y húmedo verano. El campo presenta una bucólica estampa en la gama de tonos ocres. Los crisantemos crean asombrosos paisajes que sorprenden a los visitantes de parques y jardines. Es también la estación en la que tienen lugar importantes conciertos de música, actividades de ocio y competiciones deportivas.
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